No entiendo quién sos ni a qué viniste. Porque si era a
recordarme cómo eran esas viejas heridas, ya está, está hecho. Clavaste el
cuchillo, reabriste las marcas. Yo estaba orgullosa de mis cicatrices. Ahora
vuelvo a odiarlas. Nunca vas a enterarte, pero tengo dos o tres nuevas que llevan tu nombre.
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